La princesa África y su fiel amigo Pol
En el centro del bosque del País de los Cuentos al Revés, oculto por las nubes
hay un volcán, dormido. En su interior vive un niño. Un niño salvaje, un niño solitario cuyo nombre es Pol.
Pol es un niño muy especial, no le gusta la violencia y dice que es pacifista,
es decir, amigo y defensor de la paz. Además es vegetariano, no come carne, se
alimenta de los frutos del bosque y no le gusta matar animales para comérselos.
Es muy tímido y tranquilo, por eso vive en el volcán donde está protegido
al calor de sus brasas, porque también es muy friolero.
Ahora, eso sí, le encanta
jugar a todos los juegos: al escondite, a la comba… y lo que más le gusta de todo
es viajar y vivir muchas aventuras. Lo que no le gusta es asustar a nadie y tener un
aspecto fiero, por eso nunca se pelea, sino que da muchos abrazos.
Las criaturas que habitan el bosque conocen bien lo que es un niño salvaje, han consultado Wikipedia y saben como son. Saben que tienen muy mal genio, que no les gusta jugar, que
se enfadan por todo, que son agresivos, rompen las cosas de los demás, se comen
los bordes de los trozos de pizza que pillan por ahí y que siempre, siempre están muy serios.
Nadie quiere acercarse
al volcán, tienen miedo de molestar al niño salvaje y hacer que se enfade, así
que prefieren bordear todo el bosque antes que pasar por allí, y la verdad es que
es una pena, porque alrededor del volcán hay unas flores preciosas y la hierba es
muy suave.
¡Pobre Pol!, si lo conocieran de verdad no pensarían así y no estaría tan solito
para jugar, aunque Pol tiene una gran amiga que ya sabéis quién es.
¡ES LA PRINCESA ÁFRICA!
Bien, pues ahora, os contaré como Pol, el amigo fiel de la Princesa África,
conoció a su gran amiga.
Un día África paseaba por el bosque y decidió acercarse al volcán y gastarle una
broma a su amigo, el niño salvaje. Esperó a que Pol estuviese dormido, y con barro le pintó
todo el cuerpo, para que cuando despertase creyera que estaba muy enfermo.
Cuando terminó la broma se escondió tras unos setos y esperó a que se despertara.
Pasado un rato, el niño salvaje abrió los ojos, se desperezó y fue directo a beber agua
al lago. La Princesa África confiaba en que, al verse reflejado en el agua, Pol enfurecería
y se enfadaría muchísimo, que gritaría y echaría pestes por la boca. Lo tenía todo
planeado, en ese momento le haría una burla y se echaría a correr.
Pero las cosas no sucedieron como África pensaba. Pol, el niño salvaje, al verse reflejado
en el lago se asustó mucho, no comprendía qué le estaba pasando, puso cara de preocupación y empezó a llorar desconsoladamente. África no sabía si correr o
consolar al niño salvaje que en ese momento parecía de todo menos fiero.
Al final, África apenada, salió de su escondite para consolar a Pol que en lugar
de enfadarse le pidió ayuda, le dijo que estaba muy enfermo, que no conocía a nadie
y que no sabía que hacer. África le explicó, que había sido una broma. Pol dejó
de llorar y le preguntó por qué había hecho algo así, si él nunca había molestado
a nadie. También le dijo que no comprendía por qué nadie quería entablar amistad
con él.
África le pidió perdón y le prometió que le compensaría por su broma pesada.
Y desde entonces se hicieron inseparables, jugaban juntos, corrían aventuras y
viajaban a los lugares más recónditos del reino. Desde aquel día Pol se convirtió
en el amigo fiel de la Princesa África.
África explicó a todo el reino que Pol no era el fiero niño salvaje que imaginaban.
Les dijo que era un niño muy bueno, que no era agresivo, ni se enfadaba, ni
echaba pestes por la boca, y que esa era la razón de que viviese allí solo. La familia
del niño no entendía por qué no se comportaba como las y los demás y
le reñían cuando no se enfadaba, ni pegaba. Harto e incomprendido decidió irse a
vivir al volcán, creyendo que allí todo sería diferente.
Más tarde África pidió a la Maga Sue que reuniera a todas las criaturas del bosque
y les explicó lo siguiente:
- Pol, el niño salvaje, no es como las y los demás. Es tierno, tímido y sensible.
No hay nada malo en ser sensible y llorar, ser un niño no impide tener
sensibilidad. Los niños no tienen por qué ser malos. Hay muchas maneras
de ser niño salvaje.
El niño salvaje necesita enseñaros algo: ser diferente no es nada fácil. Al él le pasa un
poco como a los niños y niñas que no viven en el País de los Cuentos al Revés, se
cree que los niños tienen que ser de una manera y las niñas de otra. Dicen que los
niños tienen que ser brutos, valientes y que no pueden llorar porque los niños no
lloran y que las niñas tienen que ser buenas, dóciles y primorosas.
Pero todo el mundo sabe que las niñas también son fuertes y valientes y que los
niños también son tiernos y delicados. Aquí en el país de los Cuentos al Revés, hemos conseguido que todos y todas trabajemos en igualdad, hemos logrado un
país más justo donde todas las personas pueden ser como quieran y no tienen
que comportarse como dictan las costumbres.
Sin embargo, no podemos despistarnos porque todavía tenemos que conseguir
lo mismo con la familia de Pol.
La Maga Sue decidió hacer una gran fiesta para el niño salvaje y contarle a todo el
bosque cómo era Pol. Nadie quería ir a la fiesta, les daba mucho miedo, pero
sucedió algo que les hizo cambiar de opinión.
Un día antes de la fiesta, la Princesa África se puesto muy enferma. Para curarse necesitaba tomar un jarabe hecho con unas hierbas que solo crecían en el volcán. Así que Pol, que conocía bien el volcán, salió corriendo en busca de las hierbas. Todas las personas vieron cómo lo hacía y comprobaron que el
niño salvaje era bueno.
Se lo agradecieron inmensamente, así que decidieron ir a la
fiesta y pedirle disculpas por haber tenido una opinión errónea sobre él antes de
conocerlo. Lo abrazaron y lo aceptaron, aprendieron que no es fácil ser diferente
y decidieron que nunca más volverían a prejuzgar a alguien antes de conocerlo.